lunes, 15 de febrero de 2010

En verdad somos tolerantes

Los mexicanos toleramos las infracciones al reglamento de tránsito, toleramos que los amigos conduzcan ebrios, toleramos a nuestro vecino que sabemos está involucrado en algo ilícito, toleramos al corrupción de nuestros políticos, toleramos los esfuerzos de los empresarios por no pagar impuestos, los malos programas televisivos, a los locutores tontos, las campañas políticas, a los curas paedófilos, el alza de los combustibles, la decisión de que la ceremonia del bicentenario no sea dirigida por un artista mexicano, toleramos la violencia hacia la mujer, hacia los niños, hacia los animales, la contaminación y los asentamientos irregulares, somos un pueblo muy tolerante excepto claro está, en cuestiones de derechos.

Y como al parecer nosotros tenemos no sólo el derecho sino el deber de decirle a los demás como deben comportarse en términos morales, decidimos que una mujer no tiene derecho de decidir sobre su cuerpo, pues su cuerpo no le pertenece, le pertenece a dios y como dios ya nos dio la autoridad de decidir por él, pues no tiene derecho a abortar, ni tampoco a defenderse si la queremos manocear, insultar o explotar. Desde luego que no se trate de un delincuente porque se nos caen los pantalones, la moral y el derecho divino.

Es triste y realmente vergonzoso que la Academia Mexicana de las Ciencias se haya tenido que manifestar un extrañamiento por el retroceso social que significa la penalización del aborto. Un cura paedófilo es liberado porque el delito de posesión de pornografía infantil no ameritaba ser considerado como falta a al moral, ya que sólo la compartía con un grupo reducido. Sin embargo una mujer que aborte en Veracruz puede ser encarcelada sin excusa alguna.

Por desgracia no es un problema de moral, es un problema de votos, sí de esos que se quieren ganar en base a sentimentalismos absurdos, a la lágrima fácil, es más sencillo que acabar con al delincuencia organizada.

Pero no exijo mucho de nuestra mentalidad, me doy por bien servido que al menos seamos congruentes y que esa misma decisión la mantengamos con otro tipo de problemas, aún no salimos de la crisis económica ni ganamos el mundial, ni ha dejado de haber fraudes en la licitaciones, ni hemos puesto un hombre en la luna para verificar si allá también se apareció la virgen.